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La Meditación


La meditación es la práctica esencial para la sabiduría. A través de ésta, podemos observar nuestra mente, en lugar de obedecerla ciegamente.

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Únicamente de esta forma, podremos comenzar a comprender la enmarañada naturaleza del engaño que nos aprisiona.

De haber cultivado adecuadamente las causas previas (estudio y reflexión), y disponer de la suficiente sinceridad y determinación, podemos comenzar a observar, y así conocer, el origen de la desazón interna que nos subyace. Con esta práctica, poco a poco, irá surgiendo una cierta re­beldía, capaz de hacer frente a una acostumbrada estrechez servil.

Siendo esta rebeldía el síntoma de haber comenzado a enfrentar la invisible tiranía que nos somete.

Nuestros planes, deseos, expectativas, actividades…, suelen acabar cansándonos. Y ese cansancio, al no ser reconocido como tal (ni indagadas sus causas), nos empuja hacia la inconsciencia (a la que nos hemos habituado). 

De esta forma, la vida sucede entre el huir de lo rechazado y el esfuerzo infructuoso  de alcanzar deseos interminables.

Este juego suele camuflarse bajo el velo de una inconsciencia que es legitimada, embadurnada y perfumada, con una victimizada justificación, latente.

Hemos dedicado tanta energía a este ciclo cerrado, de expectativas, rechazos e ignorancia, que nos hemos acostumbrado, hasta el extremo de llegar a considerarlo normal. Pero no tendría porqué ser así.

La realidad circula por otras autopistas más espaciosas, disponibles para quienes se puedan liberar de la esclavitud mencionada.

Sin esta libertad permaneceremos  atados a cadenas interminables de pensamientos. De esta forma dejamos de ser dueños de nuestra conciencia; que languidece a la deriva, empujada por unas inercias conceptuales, que carecen de toda lógica.

contemplacion 140 x 180 detalle 05 e1546603372659 - MeditaciónCuando la conciencia (cimentada sobre un verdadero coraje, y resguardada en el calor constante de un sentir genuino) sea capaz de indagar en la esencia (que subyace a toda apariencia), será cuando suceda la amplia espaciosidad que requiere una avanzada práctica meditativa.

Pero, como se ha mencionado, esta actitud y estos utensilios, necesitan de ciertos requerimientos obvios, que se deberán cultivar para que sean realmente efectivos.

Tras un devenir codicioso, nos hemos habituado a utilizar la creatividad y la sabiduría (surgido de la pureza del corazón) para el beneficio, ilícito, de unos planes egocéntricos que han sido elaborados por la imaginación.

Una actitud mental inadecuada, suele estar enfocada en controlar la esencia (el alma), para así poder utilizar su poder (furtivamente) para lograr los deseos que nos provocan las apariencias.

Debido a este proceso, el contenido que se ha dado a la palabra meditación, se ha ido reacomodando con el tiempo para, de esta forma, poder servir a otros intereses, ajenos a su originaria naturaleza. Su verdadero contenido deberá ser reconquistado y redefinido, si queremos comprender con precisión las actitudes, el marco y el método de la introspección indagativa.

Si bien podremos hablar de diferentes etapas en el proceso de la meditación (inspiración, calma mental, indagación trascendente y visión profunda), debemos considerar la validez de la meditación por su direccionalidad real, es decir:

La dirección y la meta (que la meditación genuina plantea) no es otra que la de cultivar una absoluta intimidad con el Ser, hasta lograr finalmente aquello que cualquier amante desearía.

De la misma forma que (en todos los seres) existe una sed que les motiva a la búsqueda del agua necesaria para su supervivencia, existe otra sed en el alma, que reclama ser satisfecha. Esta sed hoy permanece oculta (por razones oscuras y temidas) en las mazmorras del inconsciente.

meditacion e1546605232702 - MeditaciónEsta sed esencial, es percibida por todos los seres humanos, pero esa percepción es confundida y tergiversada por consolidadas inercias. Unas inercias que, con el paso del tiempo, han generado confusión y necedad. Estas inercias, son lo que determina la mayoría de los actos y pensamientos, que empujan a la conciencia.

Aquellos que (por su buena fortuna) alcanzan a dar prioridad a esa sed, ignorando esa maraña conceptual que la tergiversaría, acaban finalmente abocados a encontrarse con su intimidad.

Eliminar los obstáculos, limpiar los accesos, adecuar las actitudes, desentumecer las rigideces, recuperar la naturalidad interna…, son los objetivos de las prácticas que nos acercan a esa satisfacción, que tan desesperadamente necesita cada corazón. Unos objetivos que no se demorarán, cuando la madurez de esta nobleza haya fructificado.

La meditación es, por tanto, el marco donde, los objetivos mencionados, pueden ser desarrollados por aquellos que sienten y aceptan lo que realmente reclama su interior.

En la construcción de un verdadero marco de trabajo interno, se necesitan ciertas condiciones que, si las consideramos reflexivamente, nos permitirán diferenciar la meditación genuina de otras prácticas emuladoras.

Para ello tengamos en cuenta cuatro aspectos:

1-La inspiración.sp JC42 e1546603722401 - Meditación

La inspiración debe ser claramente diferenciada de la fascinación.

Estamos habituados a fascinar, debido a que nos ofrece un atajo fácil, por donde eludir el dolor que nos provoca ese profundo rechazo que nos subyace (con sus pendulares triunfalismos y victimismos).

2-La calma mental.

Una calma protegida y alejada de nuestra tendencia a la inconsciencia, es imprescindible.

Solemos buscar refugio en la inconsciencia, cuando nos agotamos de esa actividad incesante (física o mental), que utilizamos para justificar la huida del desasosiego subyacente.

3-La indagación trascendente.

La indagación trascendente surgirá espontáneamente, cuando encontremos el lugar en donde se han acumulado, oculta y desesperanzadamente, nuestras preguntas esenciales.

Tengamos en cuenta que la meditación no se dirige a encontrar respuestas, sino a encontrar las preguntas genuinas, que quedaron olvidadas, tras las enormes capas de acobardamiento (y codicia), que someten nuestra conciencia desde hace mucho tiempo.

4-La visión clara.

Finalmente, este proceso nos llevará hacia una visión exenta de toda intención, carente de objetivos y libre. Libre para poder obedecer el fluido natural del Ser y la conciencia. Es, en esa obediencia, donde se encuentra (paradójicamente) la mayor de las libertades.

 

Marsias Yana

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